domingo, 7 de abril de 2019

Los mariachis tira balcones


Balcón se desmorona mientras que un hombre le canta una serenata a su vecina


El día de ayer, en el partido de Quilmes, ocurrió un insólito hecho que conmovió a los vecinos. Los protagonistas de este evento Gladis, una mujer de 40 años, y su vecino de 42, Enrique.

Alrededor de la una de la mañana, el enamorado llevó a cabo el plan que había armado meses atrás. Llegó al edificio en el que vive Gladis, junto a seis de sus amigos, disfrazados de mariachis, con quienes se había reunido horas antes para tomar unas copas y juntar valor.

Y arranca la serenata...

Los "músicos" se acomodaron en semicírculo frente al balcón de nuestra protagonista y comenzaron a entonar la canción que tanto habían ensayado.

Gladis dormía profundamente cuando oyó los aullidos que prevenían de su vereda. Se levantó de su cama de un salto, llena de ira, y salió al balcón para ver quiénes eran los responsables de interrumpir su sueño. Una gran sorpresa fue la que se llevó al ver que el encargado de eso era Enrique, quien ya se le había propuesto varias veces y ahora sostenía un micrófono mientras le dedicaba una canción.  El cantante se emocionó tanto al ver a su amada salir al balcón, que sintió mariposas en su estómago y comenzó a cantar más fuerte.

Gladis no fue la única en despertarse por tanto alborto. Poco a poco, los vecinos del edificio se sumaron a ella y salieron a sus balcones. Algunos de ellos se emocionaron y comenzaron a aplaudir y a apoyar al hombre. Mientras que otros no dudaron en insultarlo y abuchearlo.


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La catástrofe

El alcohol que Enrique había ingerido ayudó a que no le importara lo que los furiosos vecinos dijeron de él, o incluso que un violento zapato proveniente del tercer piso lo golpeara. Él, aprovechando la construcción que había al lado, tomó una de las escaleras con la ayuda de su amigo y la colocó e el borde con tal fuerza que el viejo balcón no pudo resistir. Éste comenzó a agrietarse y, poco a poco, empezó a desmoronarse una esquina y a caer sobre el balcón de abajo, el cual también cayó. Los vecinos, asustados, entraron rápidamente a sus hogares. Los escombros casi aplastan a uno de los mariachis, que salieron corriendo, abandonando la misión.. En ese momento, Gladis corrió al interior de su departamento para llamar a los bomberos. Enrique corrió tan rápido como si una manada de zombis lo estuvieran siguiendo.

Hoy Gladis y su vecina Teresa (quien vive en el primer piso, cuyo balcón también fue destruido) fueron a hacer la denuncia a la comisaría. Además, las mujeres contaron que el hombre ya había ido varias veces edificio preguntando por su amada, a pesar de haber sido rechazado siempre. El juicio se realizará en los próximos meses.

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